Por Manuel Rodríguez González

La destitución de Santiago Nieto como titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), pone al descubierto la metástasis del régimen político encabezado por Enrique Peña Nieto, y la forma en como la corrupción y la impunidad han desmantelado y privatizado a la industria petrolera de México.

Santiago Nieto dio a conocer que el ex director general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), Emilio Lozoya, investigado por la FEPADE por el caso de corrupción de Odebrecht, le envió una carta para evitar que se le inculpara en el desvío de recursos para el PRI durante la campaña presidencial 2012, pidiéndole que hiciera un pronunciamiento público sobre su inocencia.

Nieto, al denunciar lo anterior en una entrevista al diario Reforma, sostuvo: “Creo que esta carta refleja en gran medida la impunidad, es decir, el planteamiento de que ‘soy una figura pública. La autoridad se tiene que disculpar’. Esto es lo que me parecía particularmente grave”.

Por estas declaraciones a los medios, Santiago Nieto fue removido como fiscal de la FEPADE, por el encargado del despacho de la Procuraduría General de la República (PGR), Alberto Elías Beltrán, bajo el argumento jurídico de que violó la reserva de la información al divulgar datos confidenciales de una investigación en curso.

Sin embargo, la destitución es una maniobra política del gobierno, con el objetivo de ocultar no solamente como se financió de manera ilegal la elección presidencial de 2012, sino también para tratar de designar un fiscal a modo que les garantice impunidad en el 2018; y además, es un intento de cubrir las huellas de la corrupción que ha imperado en el desmantelamiento de Pemex.

En todo ello, el hombre clave es Emilio Lozoya, cuyo abuelo fue gobernador de Chihuahua, y su padre Emilio Lozoya Thalman, encabezó la Secretaría de Energía durante la presidencia de Carlos Salinas; y se vinculó con el presidente Peña Nieto, a través de Luis Videgaray.

En el caso de corrupción de la constructora Odebrecht, por presuntas aportaciones de recursos a candidatos presidenciales de Venezuela, Colombia, Argentina, Perú, Brasil y México; en nuestro país, los señalamientos han girado en torno a Emilio Lozoya, acusado por tres ex directivos de la empresa brasileña, quienes a través de declaraciones juramentadas y con documentos, lo inculpan de haber recibido “propinas” por valor de 10 millones de dólares entre 2012 y 2016 a cambio de su apoyo en la firma de contratos; se presume que parte de estos sobornos fueron a parar a la campaña presidencial del PRI, en la que el ex director de Pemex participaba como jefe de asuntos internacionales.

Los testimonios acusatorios señalan que Emilio Lozoya, solicitó 4.1 millones de dólares entre abril y noviembre de 2012, como una manera de asegurarse favores una vez que Peña Nieto se convirtiera en presidente; los cuales le fueron depositados en una empresa Offshore en las Islas Vírgenes Británicas.

Una vez que Peña Nieto asume la presidencia y designa a Lozoya como director general de Pemex, de acuerdo a los ex directivos de Odebrecht, por la adjudicación del contrato de remodelación de una refinería entregaron cuatro millones de dólares más a Lozoya.

Por su parte la Auditoria Superior de la Federación (ASF), encontró irregularidades en dos contratos de 2014, entre Pemex y Odebrecht, relacionados con conversiones residuales de una refinería en Salamanca, Guanajuato, y en la construcción del proyecto de aprovechamiento de residuales en la refinería de Tula, Hidalgo.

Emilio Lozoya renunció a la dirección general de la paraestatal poco antes de que se diera un recorte a su presupuesto de 100 mil millones de pesos; dejando un legado negro para el país al hundir a Pemex en el proceso de la instrumentación de la Reforma Energética.

De ser una de las empresas mundiales mejores calificadas y tercera productora del petróleo en el orbe en 2004, descendió a la octava posición en 2015; el registro de pérdidas netas se disparó al alcanzar en 2015, la cifra record de 712 mil 500 millones de pesos; el endeudamiento de Pemex con proveedores en el cierre de ese mismo año alcanzó la cifra estratosférica de 147 mil millones de pesos; al cierre de 2012 y termino de 2015, los años en que fungió Lozoya como director de Pemex, la extracción de crudo disminuyó de 2.54 millones a 2.26 millones de barriles diarios.

Por la estela de corrupción y entreguismo de Emilio Lozoya y la manera en que fue cesado, Santiago Nieto como fiscal de la FEPADE, los principales partidos políticos -a excepción del PRI- y organizaciones civiles se aprestan a dar la batalla para su reinstalación como fiscal, para garantizar que el proceso electoral 2018 se conduzca con transparencia y legalidad.

Lic. Manuel Rodríguez González

Presidente de la Fundación Vital, equilibrio por la Naturaleza y del

Movimiento de Renovación Global. www.manuelrodriguez.mx