El Valle de Aridane, en la isla española de La Palma, amanece este miércoles sin un solo signo observable de la erupción que comenzó hace 88 días en Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja, señala el vulcanólogo Rubén López, uno de los miembros del Instituto Geográfico Nacional que siguen la emergencia en la isla.

En paralelo, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) acaba de anunciar que la emisión de dióxido de azufre (SO2), otro de los signos de actividad eruptiva, se ha desplomado a menos de cinco toneladas diarias, cantidad “extremadamente baja”, cuando durante semanas ha estado por encima de varios miles de toneladas por jornada, en niveles altos o muy altos.

“Buenos días desde un Valle de Aridane profundamente tranquilo, sin ningún observable eruptivo: ni lavas, ni piroclastos ni terremotos reseñables, lo cual es una excelente noticia”, ha escrito López en su cuenta de Twitter a las 6.46 horas (hora GMT).

La señal de tremor, característica de la vibración que produce el magma en el subsuelo al desplazarse hacia la superficie, se detuvo sobre las 21.00 horas del lunes. Anoche, cumplidas 24 horas, seguía desaparecida, corroboraron Involcan y el IGN.

No es la primera vez que se detiene en todo este tiempo, pero hasta la fecha todos sus paréntesis habían sido de pocas horas, seguidas de reactivaciones estrombolianas (explosivas) y de importante salida de lava. Nunca hasta la fecha el tremor había estado parado una jornada completa o más, como sucede ahora.

Durante esta madrugada, las redes sísmicas han registrado en La Palma doce terremotos, todos ellos con magnitudes inferiores a 3, añade el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

En las primeras horas del lunes, antes de que se parara el tremor, el volcán emitió enormes cantidades de dióxido de azufre, en unas condiciones meteorológicas (con la capa de inversión térmica muy baja en la atmósfera) que dificultaban mucho su dispersión.