Ha emergido como un tema polémico que despierta opiniones apasionadas en diversos lugares alrededor del mundo. Este proceso médico, que busca poner fin a la vida de un paciente que sufre de una enfermedad terminal o dolor crónico, ha generado posturas encontradas tanto en la sociedad como en las esferas políticas y religiosas.

La eutanasia es legal en algunos países y regiones, mientras que en otros, permanece prohibida y enfrenta fuertes oposiciones. En Europa, países como los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Suiza han legalizado la eutanasia bajo estrictas regulaciones. En estos lugares, los pacientes que cumplen ciertos criterios pueden solicitar el procedimiento para poner fin a su sufrimiento y morir con dignidad. Sin embargo, se requiere el consentimiento informado y la supervisión de médicos para garantizar la transparencia y la ética del proceso.

En América, Canadá ha seguido la tendencia europea y despenalizó la eutanasia en 2016. Otros países, como Colombia y algunos estados de Estados Unidos, han legalizado formas de “muerte asistida”, que permiten a pacientes terminales solicitar la ayuda médica para acelerar su fallecimiento.

En contraste, en muchos países la eutanasia es ilegal y está asociada con un alto grado de tabú y controversia. Países como Australia, Alemania y la mayoría de los estados en Estados Unidos mantienen restricciones legales que prohíben esta práctica médica.

El debate sobre la eutanasia continúa dividiendo a la sociedad en términos de creencias religiosas, ética médica y comprensión de la dignidad humana. Los defensores de la eutanasia argumentan que es un derecho del individuo decidir cómo y cuándo terminar su sufrimiento, mientras que los opositores señalan que la vida humana debe ser protegida en todo momento, independientemente de las circunstancias.