El español es una de las lenguas más ricas en cuanto a los vocablos empleados. De acuerdo con la Real Academia Española, es imposible saber el número de palabras de una lengua, pero la última edición (23a) del diccionario académico (2014) registraba 93 mil 111 entradas y 195 mil 439 acepciones… Pero un hablante promedio utiliza para comunicarse alrededor de 300 palabras.
De acuerdo con el informe El Español en el Mundo, Anuario 2023 del Instituto Cervantes, nuestro idioma es la segunda lengua materna del mundo más hablada y la cuarta en el cómputo mundial de hablantes. Es el tercer idioma más usado en internet, el segundo en grandes plataformas digitales y la cuarta más estudiada.
El español es muy complejo en cuanto a estructuras gramaticales y sintaxis, además brinda cada día la posibilidad de crear nuevas palabras.
En el mundo hay casi 600 millones de hablantes de español y “es como un ser vivo, una especie en constante evolución”; sin embargo, nuestro idioma es importante no sólo porque nos da sentido de pertenencia e identidad, sino también por las variantes léxicas o sintácticas que podemos registrar dentro de la distribución geográfica.
Larga historia
La conformación de lo que hoy denominamos español se debió a un largo y complejo proceso de evolución cuyos orígenes se sitúan desde los primeros pueblos prerromanos instalados en la Península Ibérica hasta la etapa denominada romanización, la cual comprende la invasión de los romanos. Es una lengua que tiene su origen en el latín; hay que advertir que en la Edad Media surge la primera mención del término castellano y se consolidará con la unificación de los reinos de Castilla y Aragón.
Dentro de los primeros textos, que son la fuente para estudiar cómo se fueron dando los procesos de desarrollo de nuestra lengua, tenemos La nodicia de Kesos, del año 980, es el más antiguo escrito por un monje encargado de la despensa de un monasterio; se trata de una ‘lista de compras’ de los quesos que se consumían. Tiene una gran importancia en tanto que se advierte ya la presencia de elementos romances que bien pueden ser castellanos.
Le siguieron otros, como las glosas que se elaboraron y se resguardan en los monasterios, ejemplo de ello son las de Santo Domingo de Silos, o Glosas Silenses; o las de San Millán de la Cogolla, que son las Glosas Emilianenses. Estos textos son los testimonios más tempranos de la lengua romance, castellana y del vasco.
Hasta finales del siglo XI, sin lugar a duda, se utiliza la palabra “español”, tanto en la oralidad como en la parte escrita, y para el XIII se expande por más territorios de la península ibérica hasta llegar a la literatura.
En contacto con otras lenguas se ha enriquecido a nivel del léxico y se calcula que aproximadamente cuatro mil palabras de origen árabe se han depositado en el español, como fulano, almohada, alcohol, jirafa, algodón, hola u ojalá. Lo mismo ocurre con las indígenas: más de cuatro mil vocablos son de origen náhuatl, como aguacate, coyote, molcajete, tomate, chile, hule, petate o chocolate, muchos de ellos utilizados en todo el mundo.
Además, en el territorio mexicano hay diferentes variedades dialectales y con base en nuestra geografía se han dividido en las variantes del centro, las del norte, de la costa, del occidente, del oriente, etcétera. En cada región registramos ciertas características muy particulares, así podemos citar la entonación, el léxico, el uso del voseo, la pérdida de consonantes, además el empleo de s cuando se aspira como la h del inglés, o bien se pierde; o del uso de consonantes glotalizadas.
Celebración
El 23 de abril se conmemora el Día del Idioma Español en las Naciones Unidas para concienciar al personal de la Organización, y al mundo acerca de la historia, la cultura y su uso como idioma oficial.
La elección del día, explica ese organismo, atiende al aniversario de la muerte del gran genio de las letras españolas, Miguel de Cervantes. Casualmente, la fecha de su fallecimiento coincide con la del más prestigioso dramaturgo inglés, William Shakespeare. De ahí que ambas lenguas la compartan.
La académica del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Idanely Mora Peralta explica que la lengua española simboliza aspectos culturales, costumbres y particularidades propias de una región.
Con motivo del Día del Idioma Español en las Naciones Unidas, que se conmemora mañana martes (cada 23 de abril), señala que cuando hablamos de nuestra variante mexicana debemos remitirnos “a una riqueza de acontecimientos, de rasgos que se fueron configurando con el contacto de las lenguas indígenas, de circunstancias y matices”. Es referirse a una historia creada a partir de un tejido cultural, que también ha estado condicionada por el entorno social. En su proceso de evolución y consolidación están inmersos factores internos y externos, como los políticos o religiosos, así como su implantación en el siglo XVI en los territorios del Virreinato de la Nueva España.
También vamos a encontrar en el léxico no sólo cambios de significado por los que atravesaron las palabras a lo largo del tiempo, sino también referentes distintos para designar a un mismo objeto: la palabra panela en la capital de la República mexicana se refiere a un tipo de queso, y en Chiapas sería lo que en el centro de la nación denominan piloncillo.
Al mismo tiempo, resalta Idanely Mora, tanto palabras como refranes van quedando en desuso, incluso de manera generacional se puede notar la diferencia, puesto que los adultos utilizamos algunos vocablos que los jóvenes no reconocen, ya no utilizan. Sin embargo, aunque en algún momento pueden olvidarse, en otra época se retoman; dependerá de los hablantes.
También hay formas que varían de uso con el paso del tiempo. El “haiga” es una palabra que ha quedado estigmatizada; se dice que es “baja” o “popular” frente al “haya” que se considera la forma “culta”. Pero en el siglo XVI esas eran las voces de los peninsulares: “haiga”, “así mesmo”, “ensina”, que dejaron en los sitios que ellos fundaron. Lo mismo ocurre con la “s” en verbos como “dijistes” o “trajistes”, que se han quedado y son utilizados sin mayor preocupación por personas que “no tienen la conciencia lingüística de estar pensando si está bien dicho o no”.
En la evolución del latín al español surgió un nuevo sonido: la ñ, gracias a la evolución de un fenómeno ligüístico llamado yod que es una semiconsonante palatal. Para representar el nuevo sonido se empezó a utilizar la doble nn, después se representó la n con una virgulilla encima, Esta nueva grafía imprime un sello distintivo que distingue a la lengua española. Una cifra superior a 15 mil 700 palabras en castellano la contienen y más de 350 comienzan por esa consonante.
Para Mora Peralta la mejor forma de celebrar es sintiendo orgullo, porque nuestra lengua guarda un mosaico de espacios y circunstancias, de esplendor, gloria y luchas, además de que es depositaria de múltiples culturas, y se ha enriquecido a través de procesos culturales, políticos, religiosos y sociales.
Debemos apropiarnos de ella como un aspecto fundamental de la cultura y de lo que somos, de nuestra esencia, concluye la investigadora.