Sombrero, gafas de sol, manga larga, pantalla total en las zonas de piel que pese a todo queden expuestas o estar a la sombra e incluso en casa desde las 12 del mediodía a las 4 de la tarde… así es como creemos que nos estamos protegiendo contra el cáncer de piel.

Pero esta rutina no solamente va a aguarle el placer de disfrutar del sol y el buen tiempo ahora que han llegado ya los días de calor, sino que también es mala para la salud.

Esto es lo que debe saber.

Conozca el riesgo real de morir de cáncer de piel

Se habla mucho del cáncer de piel porque, desde 1945, su incidencia se ha ido duplicando cada diez años.

Parece mucho, pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que, de 46 millones de españoles, el año 2012 (último del que hay datos) murieron por culpa de un melanoma 967. (1)

Son 967 personas que no deberían morir, pero hay que compararlas con las miles que mueren cada año a causa de otros tipos de cáncer (la mortalidad global por cáncer está en torno al 28% de todas las muertes) o las 120.000 personas que cada año mueren por enfermedades del corazón (el 31% de todas las muertes que se producen al año en nuestro país, que llegarían al 50% si se suma la mortalidad por ictus).

¿Por qué es importante hacer esta comparación?

Usted me dirá que una cosa no tiene nada que ver con la otra, pero lo cierto es que sí, porque estar al aire libre y tomar el sol es esencial para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca y prevenir los demás tipos de cáncer.

Más adelante le hablaré ampliamente del tema, pero aquí le adelanto un ejemplo. Se sabe que el estrés, el sedentarismo, el sobrepeso, el alcohol y el tabaco son las principales causas de las enfermedades del corazón y del cáncer, así que:

  • si el cáncer de piel le preocupa;
  • si renuncia a hacer alguna actividad al aire libre para evitarlo;
  • o peor aún, si se queda en casa y al hacerlo le entran ganas de comer porquerías para pasar el rato, de tomarse un trago o fumar un cigarrillo mientras espera a que llegue la hora de poder salir al exterior con total garantía, se está equivocando… ¡y de qué manera!

Es mucho más importante que se centre en disminuir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca o un cáncer de cualquier tipo, y no en la prevención del cáncer de piel.

La mayoría de los “cánceres” de piel no son peligrosos

El cáncer de piel, al igual que todos los demás tipos de cáncer, debe tomarse muy en serio. Eso quiere decir que es importante consultar con un médico cuando observe una mancha o un bulto extraño en la piel y, en especial, cuando una herida no cicatrice bien, o cuando tenga un granito o una costra que no termina de desaparecer y que va cambiando de aspecto.

Cada año se producen en España 50.000 nuevos casos de cáncer de piel, de los que 4.600 son melanomas, el tipo de tumor más grave.

La distinción entre unos y otros es primordial, ya que los carcinomas se pueden curar y la mayoría ni siquiera son peligrosos. Se denominan “carcinomas basocelulares”.

Los carcinomas basocelulares

Así pues, la inmensa mayoría de los carcinomas, los basocelulares, no nos pueden matar.

Esta clase de carcinoma se suele desarrollar en una superficie de la piel que esté expuesta al sol, como las aletas de la nariz, los párpados o el cuello, generalmente en las personas mayores (más de 75 años).

La primera señal normalmente es un pequeño punto abultado de color rojo, rosa o nácar que aparece sobre una piel en principio normal. Evoluciona muy despacio y nunca produce metástasis. No mata, es tan simple como eso. En cambio, si no se trata, seguirá creciendo de forma local y puede provocar daños en la piel que se encuentra alrededor. Por ejemplo, un carcinoma basocelular en la cara puede corroer y dañar la nariz o la oreja.

Por tanto, cualquier lesión o bulto en la piel que resulte sospechoso debe ser examinado por el médico.

Para eliminar los carcinomas basocelulares no siempre es necesario recurrir a la cirugía (por mucho que parece que se haya convertido en el tratamiento de elección). De hecho, lo más recomendable es la radioterapia de contacto y recibir entre una y tres sesiones de electroterapia; así se consigue curarlo sin dejar cicatriz.

El tratamiento quirúrgico casi siempre se puede realizar en la consulta del médico en el ambulatorio o en una clínica. Para la mayoría de las intervenciones se utiliza anestesia local. Por lo general, los dolores y molestias son mínimos y no es habitual que el paciente tenga problemas a posteriori.

Esta clase de carcinomas representa el 80% de los casos. El 20% restante son más agresivos y se denominan carcinomas espinocelulares.

Los carcinomas espinocelulares

El 20% de los carcinomas son espinocelulares. Esta clase de carcinoma se desarrolla generalmente en la cara, con mayor frecuencia en la zona de la oreja o los labios. No obstante, cualquier zona de la piel puede verse afectada.

Primero suele aparecer una pequeña costra o área descamada de un tono rojo o rosado que puede transformarse en un tumor parecido a una verruga. Un carcinoma espinocelular puede formar una herida supurante (úlcera) o sangrar periódicamente, por lo que es necesario tratarlo porque, de no hacerlo, puede llegar a extenderse a los tejidos subyacentes y desfigurar al paciente.

Pero que no cunda el pánico. La mayoría de los casos (practicamente el 100%) se puede curar con una intervención sencilla. Aunque si usted se enfrenta al diagnóstico de un carcinoma espinocelular puede plantearse la radioterapia, que no deja cicatrices, sino sólo esa zona de la piel ligeramente despigmentada. De ahí la importancia de acudir al médico si observa cualquier cosa extraña en la piel.

Al igual que para el carcinoma basocelular, el tratamiento se realizará mediante una sencilla anestesia local, sin producir dolor, así que con un poco de cuidado y sentido común no se morirá de un carcinoma.

La tercera categoría de cáncer de piel es la menos común, y la que realmente hay que temer: el melanoma.