Mérida, Yucatán, a 9 de septiembre de 2016.- La sensibilidad y el arte de poder transmitir emociones, a través de los movimientos finos, precisos y perfectos de la compañía que integra el Ballet Nacional de Cuba, dieron el toque mágico al inicio del Otoño Cultural 2016.

Teniendo como escenario, el majestuoso teatro “José Peón Contreras”,

, quién con ayuda de dos bailarines, subió a escena a recibir la ovación y agradecer al público su presencia

La magia de la danza, es el espectáculo con que abre de nueva cuenta sus puertas el Peón Contreras, y está integrado por partes de varias obras clásicas del siglo XIX, sobre las que la maestra Alonso puso su sello personal como una de las máximas exponentes de la danza clásica, coreógrafa y directora.

La gala, a la que asistió el titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes, Roger Metri Duarte, inició con el pas de deux de Giselle con la actuación de Sadaise Arencibia y Adrián Masvidal en los papeles de la protagonista y Albrecht, respectivamente. Los artistas recrearon las escenas del segundo acto donde Sadaise intenta salvar con el poder del amor la vida de su amado.

Le siguieron escenas del tercer acto de La bella durmiente del bosque a cargo de Anette Delgado y Dani Hernández.. Continuaron con fragmentos del segundo acto de la obra El cascanueces con el Vals de las flores y el grand pas de deux, considerada la más perfecta del repertorio clásico. En ella intervinieron Claudia García como el Hada garapiñada y Rafael Quenedit, en el papel del Caballero.

En la segunda mitad, presentaron escenas de la primera y tercera parte de Coppelia. Pero sin duda, la que el público más disfruto y aplaudió fue la pieza de Don Quijote, en la que recrearon el baile entre Espada y su amante Mercedes a cargo de Francoise Llorente e Ivis Díaz. La escena de la unión de los personajes principales, fue representada por Patricio Revé y Viengsay Valdés, quien se llevó las palmas por su inigualable interpretación y entrega.

En la obra El lago de los cisnes participaron los primeros bailarines, Sadaise Arencibia en el papel de la reina de las aves y Raúl Abreu, en el del príncipe.

El cierre estuvo lleno del sabor de la Isla, con la interpretación de la Sinfonía de Gottschalk, en la que recrearon una fiesta criolla. Creada entre 1859-1859 es considerada una de las creaciones fundamentales de Gottschalk, misma que fue estrenada en el hoy Gran Teatro de la Habana que lleva el nombre de la maestra Alicia Alonso.

Cabe destacar que, previo a la función, el Ballet Nacional de Cuba abrió su ensayo a diversas escuelas de la especialidad, para poder asistir a una clase magistral a cargo de sus integrantes. (Teresa Chan).