Mérida, Yucatán.- Desde el busto del cubano más universal, el apóstol José Martí, ubicado en el parque de Las Américas, y en voz del profesor Ariel Avilés Marín, se hizo un llamado a los mexicanos a asumir la auténtica Identidad Latinoamericana, aquella que soñó Bolivar y la que legó Martí en su ensayo “Nuestra América”.

-Hoy, nuestro México está sufriendo una agresión del imperio, del cual Martí nos advirtió: “Conozco al monstruo, porque he vivido en sus entrañas”. No debemos tener miedo, somos capaces de ser autosuficientes, México es un país rico, capaz de producir todo lo que su pueblo necesita, nada más tenemos que hace una cosa: estar unidos como soñó Bolivar,  propuso Martí, como enseñó Fidel, dijo.

En el marco del Día de la Identidad Latinoamericana y del Caribe, que por noveno año consecutivo se conmemora en la entidad, Avilés Marín enfatizó que esa identidad, debe hacerse fundamentados en el principio martiano: “Con todos, y para el bien de todos”.

A la ceremonia a la que asistieron, entre otros invitados, el Cónsul de Cuba, Mario  Jorge García Cecilia; el representante del Proyecto Mundial José Martí de la Unesco, Carlos Bojórquez Urzaiz; el presidente de la Asociación de Cubanos residentes en México; y en representación del titular de Sedeculta, Alejandro Pérez López.

Previo al discurso del único orador de la conmemoración, Carlos Bojórquez Urzaiz, señaló brevemente el origen de esta actividad y su relevancia en los momentos históricos que vive México en la actualidad.

Continuando, con el discurso del profesor Avilés Marín, reproducimos completamente su reflexiva intervención, por cuanto representa el texto en su integralidad.

Al nacer el S-XIX, en Nuestra América nace una luz, una luz cuyo resplandor se va extendiendo por todo el continente y va iluminando el pensamiento de todos los pueblos: Se empieza a soñar con la libertad.

Trescientos años de coloniaje, como lo llamara Santos Chocano, le han dado a Nuestra América una identidad común: El mestizaje. La lámpara de los ideales se va encendiendo, al mismo tiempo, desde el Río Bravo del Norte, hasta la Patagonia y mentes brillantes se bañan con su luz; no es gratuita la coincidencia que hay entre el ser y pensar de Hidalgo, Morelos, Miranda, Sucre, San Martín; uno de ellos, va más allá en su sueño y concibe una América unida por la lengua española y la raíz multicolor de las culturas madre: El singular Bolívar. El libertador por antonomasia, no se queda en el sueño de tener una América independiente, sus ideales le llevan a concebir una América en donde los pueblos sean hermanos los unos con los otros.

“El sueño de Bolivar, no lo puede llevar a cabo totalmente, como ha sucedido muchas veces en la historia, la ingratitud le cobra caro al “Libertador” su hermoso sueño; pero la llama queda brillando en alguna estrella.

En el último tercio del S. XIX, aquella luz, lanzada por Bolívar, toca unas mentes brillantes y las ilumina; el sueño es vigente, es actual, es posible; los “mambises” la recogen y marchan por los cañaverales llenándolos de luz y de ideales. Maceo, Gómez, García, son legítimos herederos de sueño de Bolivar, sus nombres se escriben en la historia de América con letras indelebles; pero todavía falta lo mejor, es necesario que la amplia frente de un hombre iluminado fuera tocada por la flama, para que el sueño de Bolívar encontrara vigencia de tono mayor y fuera retomada y agigantada en tonos no concebidos antes; la estrella brilla ahora en José Martí, el filósofo más brillante de nuestras patrias comunes”.

Martí abreva en su seno la luz de la estrella de Bolívar y la adereza con mayores alcances, le da nuevos tonos, la lleva hasta sus últimas consecuencias y la reviste con otras ideas que constituyen un legado que cada hombre de este continente debe conocer y compartir; si nos llamamos americanos, es un deber ineludible conocer la obra completa de Martí.

Esencialmente, Bolivar y Martí compartieron un sueño: La unión de todos los hombres de Nuestra América; pero hay que entender muy bien ¡Que es Nuestra América!”.

Nuestra América, es la extensión de tierras que van desde el Río Bravo, hasta la Patagonia, Nuestra América es, en palabras de Martí: “La que habla español y le reza a Jesucristo”, Nuestra América es la América Mestiza y multicolor que nos heredaron los pueblos originales al hermanarse con el español que nos llegó de allende el mar. Del legado de Martí, y para una genuina unión de nuestros pueblos, es necesario retomar su pensamiento y pensar con convicción: “Por todos y para el bien de todos”. Sólo estando unidos los americanos seremos invencibles ante “los que tiene garras para el arpa”.

Hoy nuestro México está sufriendo una agresión del imperio, del cual Martí nos advirtió: “Conozco al monstruo porque he vivido en sus entrañas”.

¡Este es el momento de hacer efectiva la estrella de Bolivar, la que brilló junto a Martí! Ya nos lo ha dicho Evo Morales el pasado jueves: Hago un llamado a los hermanos mexicanos a mirar al sur, construir juntos una unidad en base a nuestra identidad latinoamericana y caribeña”. Ya el Comandante en Jefe, Fidel Castro nos ha puesto el ejemplo de vivir con dignidad sin depender del imperio ni arrodillarse ante el.

¡No debemos tener miedo, somos capaces de ser autosuficientes! México es un país rico, capaz de de producir todo lo que su pueblo necesita; nada más tenemos que hacer una cosa: Estar unidos, como soñó Bolivar, como propuso Martí, como enseñó Fidel. Bien dice Pablo Milanés en su canción: “Bolivar lanzo una estrella que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por esta tierra”.

En este momento difícil, hay que pisar firme y con cuidado, hay que cuidarnos las espaldas de los traidores, recordemos nuevamente a Martí que nos dice en Ismaelillo: “Hijo, prefiero verte muerto que traidor”.

Este es el momento de asumir la auténtica Identidad Latinoamericana, la que soñó Bolivar, la que Martí nos legó en su genial ensayo “Nuestra América”, y tenemos que hacerlo fundamentados en el principio martiano. “Con todos y para el bien de todos”. (TC)