Mérida, Yucatán a 20 de octubre de 2016.- El Teatro Armando Manzanero se vistió de gala con la presentación del libro Relatos de los Cenotes de Yucatán obra de Don Fernando Rosado Lara, instructor de espeleobuceo e investigador subacuático.
Al inicio de la presentación se proyectó un video de todo lo que Fernando Rosado ha investigado en las profundidades de los cenotes yucatecos y sus vivencias que lo han llevado a decir el valor agregado de Yucatán sigue siendo ese segmento de los cenotes, cuya belleza y misterio resulta un atractivo muy especial y único.
Al hacer uso de la palabra el MVZ Carlos Berlín Montero delegado de Semarnat en Yucatán, dijo que muchos han escuchado el dicho que dice: “en la vida hay que hacer tres cosas: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”, pero muy pocos saben el porque de este dicho.
Continúo diciendo “agradezco a Don Fernando Rosado el distinguirme para presentar ante ustedes su obra de todo una vida, plena de conocimiento y experiencias, llena de la grandeza de nuestro estado, y la sabiduría de un hombre que se adentró hasta lo más profundo de esas bellezas naturales que son patrimonio de todos los que vivimos en esta región.
En su intervención Don Fernando Rosado comentó que Mike Dutton lo inicia en ese lugar del cual él lo llama “Mi musa”, ahí es donde encontramos fósiles marinos de millones de años, dientes de tiburón, y muchos hallazgos que durante la expedición se encontró y pudimos tener en nuestras manos.
“Quiero mencionar que Yucatán prácticamente es el estado en toda la República que se inicia en el espeleobuceo en 1973, entre esas personas que empiezan con esta actividad esta la primer mujer mexicana que hace buceo en cuevas, no cavernas, es la Sra. Malú Cruz”.
Por último comentó “que en esas épocas no se contaban con equipo de buceo especializado para cuevas, como podrían ser lámparas subacuáticas, líneas guía etc., la exploración resultaba muy riesgosa, y los expedicionarios accedían a muchos cenotes con focos de automóvil que estaban conectados a unos cables que se abastecían de energía desde del mismo vehículo en el que iban, y les servían como línea guía o línea de vida, concluyó.