Las antiguas culturas mesoamericanas, como los mexicas, mayas, zapotecas y olmecas, desarrollaron extensas redes de comercio que facilitaron el intercambio de productos, ideas y creencias a través de vastos territorios.

Para el arqueólogo Roger Evia González, la expansión de estas rutas comerciales fue vital para el desarrollo de estas civilizaciones. “El comercio no solo era una actividad económica; conectaba a Mesoamérica culturalmente, desde las costas del Golfo hasta el altiplano y las selvas del sur. Productos como el cacao, la obsidiana y las plumas de quetzal fluían en estas rutas, favoreciendo una sociedad altamente interconectada,” explica Evia González.

Evia destaca que el estudio de estos intercambios revela las influencias culturales compartidas entre regiones. La adaptación de iconografía y técnicas artísticas es una muestra de cómo las civilizaciones mesoamericanas no solo se desarrollaron independientemente, sino que colaboraron y enriquecieron sus culturas mutuamente.