El día 31 de diciembre, en muchos hogares mexicanos, nunca puede faltar en la mesa un racimo de grandes uvas que comemos -presurosos- bajo las doce campanadas y pidiendo un deseo por cada una, pero ¿de dónde viene esta tradición?, ¿te lo has preguntado?

El origen de dicho ritual se lo adjudican franceses y españoles en algo que parece haber empezado a finales del siglo XIX, pero, seguramente, a nosotros los latinoamericanos nos llegó por el lado ibérico. Cuenta la leyenda que, ya desde 1882, los madrileños de clase acomodada comían uvas y bebían champaña en sus casas, por lo que la gente de los barrios pequeños empezó a ridiculizarlos, imitando de alguna manera la tradición en la Puerta del Sol pero comiendo sólo las uvas durante las últimas campanadas.

Otra teoría cuenta que, en 1909 y bajo un excedente de uva entre los agricultores de Alicante, éstos lograron popularizar la tradición y darle el impulso definitivo a la producción, lo cual se convirtió en la consolidación, en toda España, del ahora imperdible símbolo de un deseo en cada uva.

En Mardel Restaurante, apegados al ritual, celebraremos con ustedes el significado de una tradición más, la cual -seguramente- llegó a nuestra tierra sobre los buques que veremos entrar desde los ventanales: escucharemos también sus bocinas tocando tierra en nuestro majestuoso Puerto antiguo.

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cna/Foto: Archivo