La reducción de 58.8% en los delitos de alto impacto en la Ciudad de México, La reducción de 58.8% en los delitos de alto impacto en la Ciudad de México, que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, presumió el pasado martes 17 ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, contrasta con la realidad que a diario viven los capitalinos víctimas de robos, extorsiones y otros hechos violentos que, además, no denuncian por desconfianza en la autoridad y por miedo a represalias.

Esa inseguridad es uno de los temas que más importan a los habitantes de la capital mexicana, que parece que la morenista evade y que podría ser un ­obstáculo para sus aspiraciones presidenciales en 2024, según José Antonio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal.

Ciudadanos cuentan, con coraje y frustración, las experiencias que vivieron a manos de la delincuencia, lamentan que la mandataria local no quiera ver esa realidad y, de paso, denuncian que policías preventivos y de investigación los han convencido de no denunciar los delitos ante el Ministerio Público, lo que significa que éstos no existen en las cifras oficiales.

La noche del pasado 17 de abril Bruno caminaba por la lateral del Circuito Interior, antes de llegar a la calzada Zaragoza, en la alcaldía Venustiano Carranza, cuando dos sujetos lo sorprendieron por la espalda. Uno le puso una navaja en el cuello y el otro le esculcó los bolsillos y la mochila. Al forcejear, el del arma lo hirió en la clavícula. Él se defendió, lo tiró y golpeó al otro, pero el primero le enterró la navaja en el hombro.

Con la cartera, el teléfono celular de Bruno y 80 pesos como botín, los delincuentes lo empujaron y huyeron. Por fortuna había policías cerca que reaccionaron al llamado de auxilio del joven. Le prometieron buscar a los ladrones en el sistema de videovigilancia, mientras llegaba la ambulancia.

“Me dijeron que no había ninguna disponible. Ellos no traían ni una venda, tuve que comprar una toalla sanitaria en la farmacia para detener la sangre. Tras la espera, mi mamá llegó en su coche y me llevó a un hospital”, cuenta. Luego, recuerda que los policías le ofrecieron acompañarlo al Ministerio Público para denunciar el delito, pero con una “advertencia”:

“Cuando salí de trabajar, me tomé una cerveza con unos amigos y traía otra en la mochila. Los policías me dijeron que si denunciaba, el MP me la iba a voltear por ir alcoholizado en la vía pública o me inventaría que yo participé en una riña callejera y que por eso me podrían sancionar doble. La verdad es que con esos comentarios, ya ni fui a denunciar.”