Mientras que dece­nas de personas arriban a esta municipalidad, provenientes de otras entidades federativas para trabajar en la construc­ción de la refinería Dos Bocas; por otro lado, los nativos tie­nen que emigrar ante a la falta de oportunidades para ser con­tratados en el complejo energé­tico, aunque sea con la catego­ría de ‘ayudante’.

Y es que ayer domingo, al menos 30 hombres partieron en un autobús para trabajar en los campos de cultivos en Sono­ra, alejándose de sus familias, quienes con nostalgia los vieron subir al camión que los llevará muy lejos de su terruño, pero con el sueño e ilusión de ganar dinero para poder mantenerlos.

Ángel, de oficio samblaste­ro, tuvo que dejar a su esposa y a sus tres pequeños hijos de en­tre 2 y 8 años de edad; cansado de acudir todas las mañanas a mendigar un empleo a las afue­ras del predio donde se edifica la mega obra. Tomó la decisión de irse a trabajar al norte del país, aunque su esposa no estaba de acuerdo por un mal presagio.

NO VERÁ NACER A SU HIJO

Mientras que Hugo no estará presente para el nacimiento de su primer bebé, solo enviará el dinero para pagar el parto en una clínica particular, porque con la pandemia en el hospital general, las cosas se han com­plicado ante la falta de perso­nal e insumos; además de estar a cargo de su madre, una mu­jer de avanzada de edad y tie­ne que estar bajo tratamiento médico.

El autobús de color verde y negro con una franja en la par­te trasera con el nombre del es­tado de Sonora, llegó puntual, a las diez de la mañana a la pa­rada del transporte público, localizada sobre la vía federal Comalcalco-Paraíso, a la altu­ra de la entrada a Monte Aden­tro; allí lo esperaban impacien­tes para abordarlo al menos 30 hombres, procedentes de las comunidades de Quintín Arauz, Oriente, Moctezuma y Nicolas Bravo.