¿Alguna vez te has preguntado qué pasa con tu cuerpo una vez que mueres? La respuesta sencilla es que el proceso de descomposición comienza segundos después de que la actividad cerebral se interrumpe, pero la más detallada esconde cosas que probablemente te gustará saber.

De acuerdo a diversos estudios, una vez que las señales cerebrales se detienen, la temperatura de nuestro cuerpo baja dramáticamente.

Luego, las células de todo nuestro cuerpo comienzan a morir debido a la falta de oxígeno. A esto se le considera el inicio del proceso de putrefacción.

Horas después, el calcio se acumula en nuestros músculos, provocando lo que se conoce como Rigor Mortis. Esto hace que los cuerpos que murieron recientemente se vean tiesos.

Tras 36 horas, el cuerpo se vuelve a relajar, tanto, incluso, que los esfínteres dejan salir heces, gases y orina.

Debido a la falta de hidratación, la piel se encoge a tal grado que hace parecer que el cabello y las uñas crecieron.

La gravedad jala nuestra sangre hacia abajo, dando una apariencia pálida a la piel.

Luego de algunos días, las enzimas de tus órganos comienzan a digerirse a sí mismas, lo que provoca que tu piel comience a presentar manchas verdes.

Tu cadáver comienza a oler mal por la aparición de químicos conocidos como la putrescina y la cadaverina.

Semanas más tarde, los gusanos llegan a tu cuerpo para consumirlo.

A estas alturas, tu cuerpo ya es color púrpura oscuro debido a que las bacterias no han parado de digerir tus tejidos. Tu cabello comienza a caer.

Meses después, lo único que queda de ti es un esqueleto (eso si tu cadáver fue enterrado a una temperatura adecuada que haya permitido una descomposición ‘normal’.

Escalofriante, ¿no? Pero también completamente normal.

La información que acabas de leer fue provista por el portal Nature.com con información de la publicación Journal of Criminal Lawand Criminology y la revista Microbiology Today.

GTB